Dinámica en Espiral para el Desarrollo de la Conciencia
Ken Wilber aborda este tema proponiendo el modelo de “Dinámica en Espiral”, que es una elaboración del “sistema de valores” propuesto por Clare W. Graves (1914-1986), presentado en 1996 por Don Beck y Christopher Cowan en el libro “Spiral Dynamics: Mastering, Values, Leadership Change” (1996). En 2002, Beck y Wilber impulsaron una rápida expansión de este modelo inicial planteando un sofisticado y práctico sistema de análisis socio-cultural. Graves lo resume de la siguiente manera:
“El psiquismo del ser humano atraviesa un proceso de desarrollo emergente y espiralado que se ve jalonado por la progresiva subordinación de las conductas más rudimentarias e infraordenadas a nuevas conductas supraordenadas, al tiempo que van transformándose los problemas existenciales que le aquejan. Cada uno de los estadios, olas o niveles de la existencia sucesivos constituye así un estado que la persona atraviesa en su camino hacia otros estados del ser. Cuando el ser humano se halla centrado en un determinado estado de la existencia, es decir, cuando el centro de gravedad del yo gira en torno a un determinado nivel de conciencia, todo su mundo psicológico, es decir, sus sentimientos, motivaciones, ética, valores, sistema de creencias, sus concepciones y preferencias en torno a la gestión empresarial, la educación, la economía y la política, asume también el aspecto de ese estado.”
Para conocer a fondo el concepto de la Dinámica en Espiral, es necesario estudiar alguno de los libros de Ken Wilber, tales como Boomeritis o Una Teoría de Todo, o a autores como Graves, Beck y Cowan. En distintos talleres de la ADH, los Programas Maestro, Experto y Diplomados, se aplican los conceptos del desarrollo de la conciencia presentados por Wilber, pero el estudio detallado de estos niveles de conciencia se realiza en una etapa intermedia del Programa Maestro.
A manera de introducción, estudiemos los niveles de desarrollo de la conciencia humana de Ken Wilber, en el siguiente cuadro, que además mencionan los porcentajes de la población que existen en esos grados de conciencia y el nivel de poder que tiene cada uno de los grupos en el mundo.
GRADO | %PODER | %POBLAC. | CARACTERÍSTICAS |
---|---|---|---|
INSTINTIVO | 0.1% | 0% |
|
TRIBU | 10% | 1% |
|
HÉROE | 20% | 5% |
|
ORDEN | 30% | 30% |
|
LOGRO CIENTÍFICO | 30% | 50% |
|
YO SENSIBLE | 10% | 15% |
|
INTEGRADOR | 1% | 5% |
|
HOLÍSTICO | 0.1% | 1% |
|
Con el fin de entender mejor la mente y la conciencia, podemos recurrir a la metáfora de un lago con cinco niveles de profundidad.
Primer Nivel: la Superficie
En la superficie del estanque se encuentran todos los disturbios
como en las mentes de personas agobiadas por una ansiedad
profunda, apetitos insaciables, deseos de gozar y deleitarse.
Aquí el viento agita el agua, cae la lluvia, se presenta el hielo
con las temperaturas frías y las temperaturas altas traen el
deshielo. Las tormentas hacen que la superficie se muestre
violenta como en el caso de criminales, rufianes, libertinos,
personas con gustos bestiales y apetitos brutales. Por el
contrario, el clima plácido refleja una calma lisa y cristalina
donde se refleja el amor sincero y desinteresado por los
familiares y amigos, la admiración hacia personas más nobles, más
puras y mejores que uno mismo. La superficie de la mente es
también lo que se llama el escenario mental, el consciente
o pantalla donde todo acto mental tiene lugar. Es aquí donde
multitudes de sensaciones, emociones, sentimientos, pensamientos,
ideas, conceptos, creencias y actitudes surgen de forma constante
y automática. Ésta es la cotidianidad de la vida sicológica. Los
vientos de la existencia crean agitaciones. La mente queda así
por entero poblada de pensamientos relativos a la vida externa
pasada, presente o futura. Este tipo de existencia resulta
extenuante e impide experimentar los niveles más profundos. La
existencia a este nivel crea la impresión de que la mente no es
más que el receptáculo de todos estos pensamientos y la vida no
es más que los cambios de estado de la superficie. Mediante la
mente pensante (mente individualizada) cada persona crea su
propio mundo de ensueño, imaginación y fantasía, con sus
aspiraciones y ambiciones, esperanzas y temores, amores e
intereses.
Nuestro potencial puede estar en gran parte sumergido
Segundo Nivel: Justo Debajo de la Superficie
Cuando la conciencia puede descender por debajo de la superficie
de la mente, deja tras de sí el escenario mental y entra a los
dominios del intelecto, es decir análisis, conceptualización,
categorización, raciocinio, ideologías y reflexión. Aquí, aunque
todavía uno se encuentra muy lejos del silencio, la actividad
mental es ahora de otra clase. Los pensamientos son
potencialmente de un segundo orden; antes brotaban
automáticamente en la superficie, ahora toman distancia y están
analizando, evaluando, categorizando, sacando conclusiones,
creando fórmulas o métodos y buscando razones para todo. El
intelecto desmenuza e intenta descubrir por qué sucedió esto o
falló aquello. En este nivel existe un análisis constante, donde
se encuentran las personas progresistas, educadas y cuidadosas,
enfocadas en asuntos mundanos. También las de mentalidad
religiosa con sus corazones y mentes vueltos hacia el Dios de su
escogencia, de cualquier nombre o forma. Aquí se tiene una visión
fragmentada y separatista, uno se cree especial y distinto con
referencia a las varias mentalidades creadas por la
interpretación, conceptualización y categorización de las
percepciones directas de los sentidos. Sensibilidades y
susceptibilidades, gustos y disgustos, amores y odios,
preferencias, orgullos y prejuicios, nacidos de los deseos de una
u otra índole conforman los contenidos de la mente personalizada.
Tercer Nivel: el Contenido Acumulado
En este dominio de la mente la charla disminuye y también lo hace
la necesidad de analizar. Mediante las memorias genética,
colectiva, histórica y temporal acumuladas en el subconsciente,
la mente apoya su funcionamiento en la asociación y en la
capacidad de síntesis. Sintetizar equivale a integrar mientras
analizar es separar. Dice Anthony De Melo “No estás nunca solo,
porque estás siempre lleno de recuerdos, condicionamientos,
parloteos de ayer; tu mente nunca acaba de limpiarse de toda la
basura que ha acumulado. Por ejemplo, la cara pública de una
persona que llamamos “exitosa” es diferente de su cara privada,
procura cubrir sus debilidades y ocultar sus fallas... ríe en
público, pero sola en su propio cuarto… Debido a los recuerdos
del pasado tenemos la impresión de que “Yo” es algo concreto,
como una especie de tablero sobre el cual la vida va escribiendo
un registro. El Neurocientífico Rodolfo Llinás dice que el YO es
una hipótesis que el cerebro hace de su propia existencia. El
“Yo” se presenta como un centro de referencia construido en el
tiempo mediante vistazos sucesivos al pasado y al futuro. Lo que
llamamos “Yo” en realidad es el movimiento constante de un
monólogo interior inspirado por experiencias, sensaciones,
pensamientos y sentimientos centradas en el protagonismo del ego
(Yo físico + Yo mental + Yo emocional).
Cuarto Nivel: el Lago como un Todo
Globalmente hoy el estereotipo del YO adulto socializado “exitoso
e ideal” es un ser con mentalidad de masa que, creyéndose
“especial” y “libre” sigue las apariencias y prácticas comunes
buscando el beneficio propio. Lo caracteriza una sorprendente
ceguera que se niega a admitir en la cotidianidad la realidad de
la incertidumbre, por ejemplo. Cada uno siente que ¡Eso no me
describe a mí! No obstante, lentamente empezamos a darnos cuenta
de la artificialidad y falsedad de casi todo en esta
civilización, de la violencia y corrupción de nuestros
gobernantes, de la codicia comercial y, a veces, de los rituales
insuficientes de nuestras religiones. No obstante, todos los
propósitos del YO tienen que ver con la mente y el cuerpo físico,
nada de búsqueda de paz ni ampliación de conciencia. Es
interesante citar aquí el contraste de otra cultura: “La paz
proviene del interior de las personas cuando se dan cuenta de su
relación, su identificación, con el universo y todas las fuerzas;
y cuando se dan cuenta de que en el centro del universo mora el
Gran Espíritu, y que este centro está realmente en todas partes,
dentro de cada uno de nosotros”. Todos nosotros compartimos ese
espacio unificado y esa experiencia es lo que uno hallará en el
núcleo de su ser. Entiendes que estás conectado con toda vida y
te sientes en paz. Es el lugar donde se empieza a saborea
el júbilo de acallar el diálogo interior. Una persona que
logre tener todas las cosas y las mejores posiciones pero ignore
su ser interior permanece todavía infeliz. En consecuencia, la
verdadera felicidad no tiene nada que ver con lo que uno sea o
con lo que posea. Más bien, tiene todo que ver con la propia
conexión con el Ser Interior.
Quinto Nivel: Adentrándose en la Realidad del Fondo
Todos, en todas partes, estamos en un estado de continuo engaño.
Este engaño comienza con el concepto erróneo de la durabilidad
del cuerpo humano. Cuando la persona, por un proceso práctico de
auto análisis (separación en meditación de las distintas
dimensiones que conforman al humano), logra la experiencia de ir
más allá de la conciencia del cuerpo, entonces sabe que el cuerpo
no es permanente y que tendrá que ser abandonado un día, ya sea
que uno quiera dejarlo o no. Todos los logros mundanos sólo
conciernen al bienestar externo y todos los rituales al culto
exterior, mientras la adoración del Ser es interior. Aquí uno
repara en el silencio. Al aquietarse la mente, la atención sale
de los dominios mentales y en el proceso el júbilo comienza a
destellar en el Silencio interior. El júbilo es una señal de
contacto con la Fuente. Libres del egocentrismo y del
enjuiciamiento de uno mismo y de los otros, como dice Tara Singh,
“tenemos que llegar al silencio sin deseo ni necesidad; en caso
contrario no estamos en silencio... Avancemos hacia el
discernimiento (entre lo temporal y lo eterno) y al no querer
nada.” Este aquietamiento y superación de la mente es una
experiencia trascendental. El silencio interior es una
confirmación de que se está experimentando el ser interno. A
medida que uno se acostumbre a la quietud, encuentra que la busca
de forma regular. Entonces se vivencia un mayor grado de
consciencia (capacidad de darse cuenta). Ahora ya conoce lo que
puede alcanzar cuando acalle el incesante diálogo interior. Las
inclemencias continuarán en su vida, como lo hacen en la
superficie del estanque. La serenidad ya no será definida como la
ausencia de tormentas, sino como la paz que vivirá a pesar de la
existencia de tales inclemencias. Es recomendable que se tome un
tiempo cada día para descansar en el espacio unificado, el
espacio abierto a todas las posibilidades y prosiga luego a los
reinos espirituales, que son indescriptibles, están más allá de
toda forma o nombre.